Granadas desgranadas.

Por fin ha llegado el momento de comer las granadas, este año los granados han sido muy generosos, si bien con las últimas lluvias se han abierto muchos frutos y hemos perdido parte de la cosecha, aún así es un placer verlos en el árbol, los cambios de color al ir madurando, cuando las desgranas es para mi un ritual desmenuzar el fruto separando según su anatomía, me gusta hacerlo sin aplastar ni un solo grano, solo hay que dejarse llevar por su configuración, nunca golpearé el fruto para hacerlo mas cómodo, son las recomendaciones de los cocineros televisivos pero yo lo hago acariciando el fruto y este suelta sus granos suavemente como acto de aceptacion. Se pueden comer de muchas maneras, pero ninguna tan placentera como tomando un puñado y verterlos en la boca donde notas la finísima piel que deja rebosar el jugo rojo, para que realmente sea placentero los pipos han de ser lo mas pequeños y blandos posible. Un motivo mas para estar agradecido a los árabes que introdujeron este cultivo en la cultura Andalusí.